Una de las actividades más antiguas del ser humano es la producción agropecuaria que inicia cuando pasa a ser sedentario, para su abastecimiento de alimentos, y posteriormente a través del intercambio de los mismos, iniciar las actividades de comercio.
Con el paso del tiempo, la población tiende a crecer, el área de suelo destinadas para las actividades agropecuarias, en su inicio gano espacio de bosque, sin embargo llega a un punto en el cual, ya la frontera agrícola, no solo que no crece en área, sino que por el contrario, por aspectos de presión demográfica, tiende a decrecer.
Este proceso natural, ha ido de manera paulatina, generando un incremento de la productividad; una mayor producción por unidad de área. Esto es lo requerido cuando la producción agropecuaria es destinada mayoritariamente a la alimentación.
Un factor que es necesario considerar es que la producción agropecuaria tiene costos; entre estos existen costos fijos, que sin importar cuanto se produce, estos se mantienen y los costos variables que de acuerdo de los volúmenes de producción, estos varían, en mas o en menos. La realidad del campo es que los costos fijos superan en alto porcentaje los costos variables, y es natural que los productores propendan a incrementar volúmenes de producción de manera que los costos fijos puedan “diluirse” lo más posible.
El incremento de la productividad, va a involucrar un mayor uno de técnicas y métodos actualizados, mejoramiento en aspectos operativos, entre otros; va ha requerir de una mayor inversión (incremento de costos fijos y variables).
Ahora que el productor, se dedica a producir (vale la redundancia) y que ha podido mejorar su productividad, se enfrenta a un tema critico - El Mercado
Usualmente como productores y con el apoyo muchas veces de los gobiernos, vamos presionando y empujando a los productores a que se tecnifiquen, que mejoren sus practicas y sean mas productivos, pero en muy raras ocasiones analizamos la capacidad de los mercados en asumir esa producción incremental.
Es muy común escuchar que la producción fue histórica, pero que el producto no se pudo vender en su totalidad, o que se impusieron cupos de compra.
Es muy claro que las leyes tradicionales de oferta y demanda, se rompen el momento que el incremento de productividad, no se ve compensado con un incremento de la demanda. Es usual que el incremento de productividad, beneficie a consumidores, sean estos industriales o finales, en un inicio, pero ante la imposibilidad de compensar los costos, los productores tiendan a reducir su inversión y/o costos, para compensar la caída de ingresos, o en caso de productos de ciclo corto, cambien de producto, buscando rentabilidad por su trabajo, y posteriormente, se cambia el escenario, y a falta de oferta, suben los precios.
Los costos fijos y variables, se deben cubrir de todas formas.
Es importante repensar la producción, determinando e impulsado el crecimiento de mercados para el cultivo en el cual se esta incursionando e inclusive plantear a los consumidores, formas nuevas y creativas de utilización de los productos, con el fin de que ante el aumento de la producción y en especial el incremento de productividad, esos costos se vean compensados con nuevos mercados y mayor demanda.
Potenciar mercados, es un trabajo compartido entre los actores y participes de la cadena agro-productiva, bien sea para productos alimenticios, como de otros productos que salen de la tierra.
Ya para el caso particular de Ecuador, un país altamente diverso y rico en variedades únicas de productos agropecuarios, la importancia de identificar esas diferencias, que se convierten en ventajas competitivas y que dan un mayor valor a los productos propios es fundamental. Productos diferenciados, denominación de origen, es lo que hace la diferencia.
Rodrigo Gómez de la Torre
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